Mañana asistiremos a este importante evento. Saldremos de la PUCP a las 5pm y acudiremos al Ojo que llora. Nos reunimos en Biblioteca Central
Sergio Gianotti
Secretario de Organización
El comunicado en mención no solo es, como dicen los firmantes, un gesto de solidaridad, simpatía y desagravio sino también un aval político y religioso a Cipriani por su labor pastoral. Sería bueno que los firmantes lean la sección del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) referida al papel nefasto que tuvo la iglesia ayacuchana, conducida por Cipriani, durante los años de la violencia política, para que concluyan cuán lejos están de la verdad. Cipriani, y hay que recordarlo siempre, fue uno de los pocos obispos que decidieron clavar en la puerta de su iglesia un letrero que decía que ahí no se atendían temas vinculados a los derechos humanos. Por esos mismos años, cuando colaboraba activamente con la dictadura fujimorista y con los militares, dijo que la Coordinadora de los Derechos Humanos era una cojudez.Es mucho más terrible el hecho de que firmen el Presidente de la Corte Suprema y el Presidente de la Corte Superior de Lima: Javier Villa Stein y César Vega Vega. Esto da pie a suspicacias acerca de cuan imparcial sera el Poder Judicial en la actual confrontación entre la PUCP y el arzobispado. En opinión de Vásquez Kunze:
Lo que sí resulta antológico, independientemente de quién tiene razón en ese pleito judicial es, precisamente, que quienes encabezan la judicatura se encuentren entre los firmantes. Javier Villa Stein, presidente de la Corte Suprema de la República y César Vega Vega, presidente de la Corte Superior de Lima, al firmar por el Cardenal y “Gran Canciller de la PUCP”, han declarado prácticamente el caso cerrado, cuando este todavía se encuentra en los tribunales ordinarios. Felicidad para el Cardenal, sin duda. Pero un triste precedente para la administración de justicia el de este saludo por Fiestas Patrias.Debemos evitar que estos sombríos personajes influyan en la decisión del juzgado que ve el caso entre la PUCP y el Arzobispado, no solo en bien de la pluralidad y libertad de nuestra universidad, sino también para evitar que nuestro país vuelva a estar bajo el total control de estos grupos de poder como lo estuvo en la epoca de la dictadura fujimorista.